La exposición pretende transportarnos a casa y al espacio íntimo con el uso de mobiliario construido a mano, olores y materiales orgánicos en madera de cerezo. En China el cerezo se asocia con la belleza y la vida, que florece y perece, pero también con el renacer.
En las distintas colaboraciones entre Laura C. Vela y Xirou Xiao podemos ver cómo la amistad es un catalizador poderoso, porque otorga un lugar seguro para la experimentación. Así, esta exposición es un reflejo de cómo, desde lo íntimo, se configura nuestra forma de interactuar con el mundo y nuestras relaciones con los demás. Es una propuesta en la que se plantea que el trabajo de lo cercano y lo íntimo, más que un ensimismamiento, propone una construcción de una comunidad y una sensibilidad hacia los otros.